5/13/2007

RECETA DE LECTURA

Un mundo feliz:

Composición:
Un mundo feliz es una novela del escritor británico Aldous Huxley. El título original de la obra es Brave New World. Fue publicada en el año 1932, y es la novela más famosa de este autor. La novela desarrolla su trama en una época futura donde las personas son incubadas y predestinadas desde que nacen para pertenecer a diferentes castas: Alfas, Betas, Gammas, Deltas y Épsilones.

Indicaciones:
Un mundo feliz, está dirigido a un público con intereses políticos, sociales, geográficos, tecnológicos, e históricos. En el desarrollo del mundo futuro se pueden apreciar ciertos temas de gran importancia, como la relación entre los seres humanos, que carece de importancia, solo importa el trabajo y lo beneficioso para cada uno, cumpliendo estrictamente sus tareas y condiciones.

Precauciones:
No es recomendable para personas fáciles de convencer, ya que se creerán que lo que cuenta la novela ocurrirá en un futuro no muy lejano. Debe ser leída con un sentido crítico a la sociedad actual y pasada, ya que la obra refleja una posible evolución de ésta. Nadie en su sano juicio tomaría por verdadero el argumento de la novela, ya que los pueriles de la actualidad no andan retozando y fornicando por doquier.

Posología:
Es fundamental que se emplee un rato del día a la lectura, ya que esta ayuda a la activación del cortex cerebral, aumentando así nuestra inteligencia y nuestro raciocinio de una manera sutil y sencilla. Si observa que nunca le pesan los ojos es porque nunca abierto un libro, adelante pruebe la dulce y apasionante experiencia de la lectura.

Otras presentaciones:
A los lectores de este libro se les recomienda que lean alguno de estos títulos: La forja de un rebelde de Arturo Barea, Mi siglo Grass Gunter, El inmortal J.L.Borges, Deja que te cuente de Jorge Bucay, o La metamorfosis de Ovidio.

DOSIS DE MUESTRA:

Un edificio gris, achaparrado, de sólo treinta y cuatro plantas. Sobre la entrada principal se lee: “Centro de Incubación y Condicionamiento de la Central de Londres”, y, en un escudo, la divisa del Estado Mundial: “Comunidad, Identidad, Estabilidad”.
La enorme sala de la planta baja se hallaba orientada hacia el norte. Fría a pesar del verano que reinaba en le exterior y del calor tropical de la sala, una luz cruda y pálida brillaba a través de las ventanas buscando ávidamente alguna figura yacente amortajada, alguna pálida forma de académica carne de gallina, sin encontrar más que el cristal, el níquel y la brillante porcelana de un laboratorio. La invernada respondía a la invernada. Las batas de los trabajadores eran blancas, y éstos llevaban las manos embutidas en guantes de goma de un color pálido, como de cadáver. La luz era helada, muerta, fantasmal. Sólo de los amarillos tambores de los microscopios lograba arrancar un cierto calor vital, deslizándose a lo largo de los tubos y formando una dilatada procesión de trazos luminosos que seguían la larga perspectiva de las mesas de trabajo.

Fragmento del primer capítulo de Un mundo feliz de Aldous Huxley.